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TEMAS DE INTERÉS

A los siete años.

March 29, 2016

A los 7 años creía saber escribir poemas.
A los 11 decidí pasarlos a limpio a un cuaderno que aún conservo. 
A los 14 empecé a tener interés en las ONGs, mi madre comenzaba a trabajar en una.
A los 17 me di cuenta de mi afán por la historia, política y el mundo árabe.

Durante 12 años consecutivos de mi vida, asistí todos los fines de semana a diferentes mezquitas a aprender árabe y religión. Mi niñez se basó en obtener unos valores que aún conservo y desde escasa edad era consciente de aquello que realmente debía estar implícito en mi personalidad. Nunca aprendí a imponer una creencia, nunca recibí lecciones basadas en odio y nunca consideré a los que profesaban mi religión malas personas.

A los 7 años escribí el tercer poema de mi vida un 11 de marzo. Fui feliz con la enhorabuena de mis padres y de Juani, mi profe. A los 7 años, sin síntoma alguno de madurez ya sabía que unos asesinos no me representaban. Ni a mi, ni a mis padres, ni a mi familia, ni a los imanes de cada mezquita.

No hace falta ser experto en matemáticas, no se necesitan contar días, atentados o tener una edad suficiente para distinguir entre terrorista y musulmán.

No en mi nombre. 
No más inslamofobia. 
No a la manipulación. 
Los musulmanes también somos víctimas activas y pasivas.

Los verdaderos creyentes velan por sus almas, los inteligentes conocen la diferencia, los terroristas no profesan religión.

                                                        Ni violencia, ni falsa profecía, donde quepa la poesía.

 

                                                                           Sabrin Yermak Moumen

¿Amén? ¡AMEN!

March 20, 2016

 

África, el continente de la colonización, de la pobreza y a la vez de la riqueza, de la diversidad y la cultura...

Las colonizaciones que sufrieron los países africanos no solo arrebataron recursos naturales, materias primas o vidas de inocentes, sino que impusieron la esclavitud, el idioma y, sobre todo, la religión.

Las religiones predominantes son el cristianismo y el Islam. A día de hoy, diferentes grupos de África se enfrentan por motivos de religión. Matanzas, guerras y diferentes masacres se viven diariamente en el continente negro.

Uno de los ejemplos más llamativos es la República Centroafricana, donde una guerra civil entre la minoría musulmana y la mayoría cristiana esconde una realidad de exclusión política y económica con ingredientes étnicos.

El conflicto enfrenta al Seleka, una coalición de grupos musulmanes que en 2013 derrocó a un gobierno corrupto, de mayoría cristiana que había excluido a los musulmanes, y fue derrocado a su vez por grupos cristianos opuestos a la ley musulmana y a las brutalidades cometidas por una parte de Seleka.

Por otro lado, encontramos en Nigeria Boko Haram, un grupo terrorista islamista que se dice identificado con la organización extremista Al-Qaeda y pretende instaurar la ley musulmana Sharia en el país —donde los musulmanes son 50.2% y los cristianos son casi 48.4%— y de hecho lucha contra la cultura occidental. La Sharia, una ley tradicional promovida por grupos fundamentalistas, incluye mutilaciones, flagelación y lapidaciones entre sus castigos. El secuestro de más de 200 jóvenes de una escuela en Nigeria fue el más reciente  de los esfuerzos de Boko Haram por hacerse notar, pero su acto provocó indignación mundial.

Los incidentes en la República Centroafricana y en Nigeria son, sin embargo, sólo una parte del mapa de conflictos africanos, uno del que los problemas religiosos son parte a veces protagónica pero frecuentemente, también, como parte de problemas étnicos y socioeconómicos.

Este continente es el claro ejemplo del enfrentamiento de estas dos religiones, entre otras. El panorama actual hace que la convivencia entre personas musulmanas y cristianas sea prácticamente imposible.

El grado de preocupación acerca del conflicto religioso varía de país a país pero va paralelo al grado de preocupación acerca del conflicto étnico en muchos países, lo que sugiere que están frecuentemente relacionados”, recordó la organización Pew. De hecho, la combinación de ambos factores y la lucha por el control de recursos naturales resulta frecuentemente en conflictos armados. Algunos estudiosos afirman que África es de hecho el continente más religioso del mundo, al margen de la religión que se trate.

Todos estos datos son preocupantes, ya que a pesar de existir la libertad religiosa en la mayoría de los países africanos, ésta se convierte en un factor de conflicto y causante de muertes.

Con todo esto, cabe preguntarse ¿cuántas vidas más serán necesarias para que acaben las luchas religiosas? y, ¿los gobiernos africanos se darán cuenta algún día de que es necesario tomar medidas para que la religión no se relacione con muerte? Y es que parece mentira que el continente más rico en recursos sufra tantas atrocidades, una de ellas derivada de la religión. La religión debería significar paz, pero aquéllos que no entienden su significado lo utilizan como guerra.

 

« ¡Humanidad! Os hemos creado de un varón y de una hembra y hemos hecho de vosotros pueblos y tribus, para que os conozcáis unos a otros. Para Dios, el más noble de entre vosotros es el que tiene más fe. » (Corán, 49: 13)

 

«Por lo demás, hermanos, tened gozo, perfeccionaos, consolaos, sed de un mismo sentir, y vivid en paz; y el Dios de paz y de amor estará con vosotros. »  (Biblia. Corintios, 13:11)

 

Jacqueline Epah Rodríguez

Vudú: más allá de la magia

March 11, 2016

El vudú es una religión ancestral que tiene su origen en África Occidental a través de la tribu Yoruba, y que en la actualidad es practicada por las etnias Ewe, Kabye/Kabze, Mina y Fon (principalmente Nigera, Ghana, Togo y Benín). Su traducción en el idioma Fon significa “dios” o “espíritu” y establece como entidades creadoras a Mawu, de sexo femenino y representada por la Luna, y a Lisa, de sexo masculino y representado por el Sol. Estos dos dioses suponen el panteón religioso de los pueblos anteriormente mencionados, y a su vez de una parte importante de los habitantes del África Occidental.

 

Este vudú no consiste en la elaboración de un muñeco a imagen y semejanza de la persona a la que un mayor daño te gustaría crearle, ni en clavar agujas, ni en componentes mágicos, puesto que entonces se trataría del sincrético y animista ‘vudú caribeño’, que tomó forma en esta región geográfica por la influencia del cristianismo sobre los inmigrantes africanos occidentales.

 

El vudú africano, que supone una de las religiones más antiguas del mundo, acoge millones de fieles que lo practican en su vida cotidiana en torno a una cosmología propia, la cosmología de los espíritus (vodun) y de elementos celestiales que dominan la vida en la Tierra. Los vodun controlan todo aquello que nos rodea, desde los árboles o los ríos hasta las naciones en su conjunto, y sirven como nexo con entidades superiores (un papel similar podría ser el de los santos en el catolicismo, hecho que propició el sincretismo mencionado anteriormente en el Caribe). La importancia de los espíritus, además, se verá apoyada por la creencia de que aquellas personas que fallecen permanecen entre los vivos.   

 

En referencia a los dioses creadores, Mawu y Lisa (personificado mediante símbolos fálicos y sexuales por si atribución a la virilidad), fueron los progenitores de siete hijos, obteniendo cada uno de ellos el poder de controlar un reino de la naturaleza. El más importante, Dan, sería el encargado de mantener el orden y la paz.

Todos los objetos y seres de la creación son venerados y temidos por su carácter divino y reflejan el poder de las deidades que los crearon, por lo que los talismanes vudú, o fetiches, suelen estar hechos a partir de animales muertos u objetos totalmente naturales. El mayor mercado de fetiches se localiza en Akodessewa (Togo) y en él se puede encontrar cualquier utensilio para la realización de ceremonias, rituales y la fabricación de medicinas.

 

Estas ceremonias suelen llevarse a cabo por sacerdotisas, en representación de Mawu, ya que se cree que al ser mujeres pueden conectar mejor con la diosa u otras deidades menores. Los sacerdotes y sacerdotisas son elegidos previamente por un oráculo y en ese momento deben aislarse una especie de convento en el que deben aprender los secretos del vudú.

 

Esta legendaria religión fue reconocida como oficial por el Gobierno de Benín en el año 1996 con un total de practicantes del 17,3% de la población total, estableciendo el 10 de enero como Día oficial del vudú.

 

Andrés Escribano Gómez

NO HAY MOROS EN LA COSTA

March 02, 2016

Antes de ser expulsados por los Reyes Católicos de España, los moros atacaban la costa del Levante español, saqueando todo lo que encontraban por su paso. También cogían prisioneros para pedir un rescate. Normalmente, esto tenía lugar en un pueblo donde las defensas eran insuficientes. Por ello, en estas zonas se crearon torres defensivas para divisar al enemigo moro.

 

Con el paso de los años, la frase ‘no hay moros en la costa’ se utiliza para cualquier clase de invasor, refiriéndose a la no presencia del enemigo por el océano o en dicho frente.

 

La islamofobia es un sentimiento de hostilidad que se remonta a la Edad Media. Según la ONG británica Runnymede Trust, la islamofobia postula que el islam no comparte los mismos valores que otras religiones y que es inferior, primitivo, irracional, bárbaro, sexista, violento y propenso al racismo. Propenso al racismo, ¡qué ironía!

 

Es una ideología que se transmite desde los ámbitos académico, político y de los grandes medios. Se refuerza en la percepción del islam como una amenaza a los valores europeos y en la vinculación entre terrorismo e inmigración musulmana. Se ve como una amenaza a la identidad europea. Pero, ¿qué es la identidad europea? ¿Qué es ser francés o español?

 

Podemos hablar de Nueva Islamofobia, por ejemplo, el discurso contra el uso del pañuelo.  Fátima El Idrissi fue expulsada de clase en 2002 por llevar ‘hiyab’ (Madrid), al igual que Shaima Saidani en 2007 (Girona) o Najwa Malha en 2010 (Madrid). Los defensores de esta postura se aferran a tres argumentos:

 

En primer lugar, una tesis legalista, es decir, la normativa interna de los centros. Pero, la Constitución Española refleja que somos un Estado aconfesional, por lo tanto, se permiten símbolos religiosos.

 

En segundo lugar, una prueba culturista liberal. En palabras de Mario Vargas Llosa: ‘…y lo que está en juego en este debate, son dos maneras distintas de entender los DDHH y el funcionamiento de una democracia’. Aquí, queda claro que la islamofobia es una industria. Se utiliza a personajes públicos para acrecentar este sentimiento.

 

Y, en tercer lugar, un argumento feminista liberal. Según Celia Amorós, el pañuelo es un símbolo de sumisión. Pues bien, Benazir Bhutto, que fue primera ministra de Pakistán llevaba el hiyab y sinceramente, no creo que fuera por sumisión. Era la persona más poderosa del país.

 

La sociedad busca un culpable, y en este caso le toca al Islam. La sociedad occidental asocia la palabra terrorismo con religión, aunque solo en la cuestión anterior ¿Por qué? En España, ¿qué tiene que ver el cristianismo con E.T.A?

 

El Yihadismo es un relato, es decir, cualquier práctica musulmana es sospechosa. Según la Real Academia Española, la Yihad es la Guerra Santa. Ninguna contienda es santa. Mahoma dijo en su día, que había que apagar el fuego de la guerra. El fuego de la guerra que promueve la islamofobia tiene que ser extinguido, porque si no es así, en la lucha nos quemaremos todos: musulmanes y no musulmanes.

 

Y les recuerdo: el control de la comunidad musulmana es el control de todos.

 

Para concluir, en la sociedad actual existe un pánico moral, es decir, una amenaza a los valores como se comentó anteriormente, una coacción a la identidad europea. Señoras y señores, la pérdida de la identidad europea no es culpa del Islam, sino de la globalización. Este último es el verdadero culpable. Porque el terrorismo no tiene religión.

 

Samuel Antón Chivo

LA MEJOR RELIGIÓN

February 29, 2016

 

Desde el primer humano que pisó la Tierra al último adolescente que anoche sufrió insomnio;  siempre han sido iguales las preguntas que crea la mente. Para desconcertarnos, para mostrarnos cómo faltan respuestas.

¿Quiénes somos? ¿Por qué nosotros? ¿Con qué sentido? ¿Con qué fin? ¿Y después de ese fin? ¿La perfección se crea? ¿La muerte la destruye?

 

Desde el primer humano que piso la Tierra al último que nazca este 1 de marzo, aún no hay alguien sin haberse preguntado a sí mismo el sentido de todo; aunque no lo tenga.

 

Desde los más grandes imperios de la historia, a cada uno de los 197 estados de hoy y pasando por las más explotadas colonias del pasado. Han pasado millones de mentes de sabios de distintas épocas tratando de encontrar, de responder o de crear una respuesta al enigma de la vida.

 

Sabios, sabios que han creado teorías, sabios que han bebido de los libros de las principales religiones del planeta; sabios que han dejado huella con su filosofía, para  crear hoy cada uno la suya propia.

 

He conocido cantidad de personas de diferentes creencias, con diferentes perspectivas, con sus respuestas a la vida; y no es la diversidad lo que sorprende. Es el rechazo proveniente de obstinación. ¿Eran así los sabios de ideas brillantes?

 

Tengo un amigo ateo, otro protestante, otro católico, no falta el musulmán ni el declarado agnóstico. Tengo amigos viviendo bajo diferentes realidades, bajo sus propias predicciones del por qué o del devenir del mañana. Los tengo. Pero no los soporto intolerantes.

 

Hoy en día parece que el progreso es escepticismo y no sólo eso, sino también el rechazo a cualquier loco que tenga una visión diferente de un más allá que no conoce. Hipócritas.

 

Progreso es aceptar la libertad que posee cada uno de dirigir los actos de su vida, basándose en las ideas o escritos que considere. Y no por ello, perturbarle. No por ello irrespetarle. No por ello imponerle. Ni verbalmente, ni bajo bombas, ni mediante atentados,  ni con desnudos en las puertas de sus edificios de culto. Porque a veces olvidamos que la libertad religiosa es un derecho fundamental y que la de expresión ha de respetar dignidad y honra.

 

El progreso no es calificar al creyente de estúpido, es garantizar su libertad de elegir.  Porque al fin y al cabo, muchos de los grandes avances de la ciencia nacieron del estudio de las palabras de libros divinos que leen esos “estúpidos”.

 

El error de hoy es seguir pensando que la equivocación es creer en lo irreal; cuando es persuadir y no respetar la creencia de uno. Que ya dijo Víctor Hugo: “LA MEJOR RELIGIÓN, ES LA TOLERANCIA”

 

Sabrin Yermak Moumen

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